Sanar para liderar, dirigir con libertad
Oct 31, 2025
Mi viaje hacia mi observador interno
Tocar fondo en medio del éxito me llevó a descubrir otra forma de liderar: una que no se mide por logros externos, sino por la capacidad de mirar dentro mi misma, liberar lo que dolía y reconectar con lo que me hace un ser auténtico.
Era miércoles, ese día llegué a casa exhausta, abrumada.
Tenía la empresa que siempre había soñado, el equipo que siempre quise…
Pero algo dentro de mí gritaba cansancio.
Esa noche me dí cuenta de algo importante: podía tenerlo todo y, aun así, sentirme vacía.
De ese punto de quiebre nació un camino de transformación que hoy se ha convertido en la esencia de Sculptor Clinic, Academy y el retiro I am light, sanar para liderar, observar para crear, vivir con propósito y libertad.
Cuando el éxito no basta
En ese momento de mi vida me reconocí como una workaholic desconectada.
Tenía logros, proyectos, reconocimientos… pero no tenía paz.
Vivía en modo automático, siempre buscando el siguiente objetivo, el siguiente aplauso, la siguiente validación.
Hasta que un día, entre reuniones, correos sin leer y silencios incómodos en casa, sentí un vacío imposible de ignorar.
Entonces apareció una frase que cambió todo:
“Todo lo que te molesta de los demás, solo tiene que ver contigo.”
Esa simple oración me confrontó más que cualquier crítica. Fue como mirarme al espejo sin maquillaje, sin filtros.
Ahí entendí que la raíz de mi agotamiento no estaba en mi equipo, ni en las circunstancias, ni en el ritmo del mundo.
Estaba en mí: en mis exigencias, en mi miedo a no ser suficiente, en la necesidad de validación externa y en la desconexión con mi propia esencia.
El poder de mirar hacia adentro
A partir de esa frase, emprendí un viaje que no comenzó en un mapa, sino dentro de mí.
Aprendí que mirar hacia adentro no siempre es cómodo, pero es el único camino hacia la libertad real.
Empecé a reconocer a esa niña interior que solo quería ser vista y abrazada, a comprender mis heridas sin juzgarlas, a cuestionar mis viejas lealtades al control y al perfeccionismo que creía que me protegían, pero en realidad me alejaban de mi paz.

Sanar la historia para disfrutar el presente
Descubrí que muchas de las actitudes que hoy me limitan no nacieron en la adultez: vienen de la niña que sintió que debía hacerse fuerte, responsable, impecable para merecer amor.
De los miedos que callé, de las expectativas que adopté sin preguntarme si eran mías.
Sanar esa historia no fue sencillo. Implicó llorar lo no llorado, soltar personajes y darme permiso de ser imperfecta.
Pero al hacerlo, algo se transformó: volví a disfrutar lo que había construido.
Ya no desde la exigencia, sino desde la gratitud.
Ya no desde el control, sino desde la confianza.
Mirar hacia adentro me devolvió la vida… y la capacidad de habitarla plenamente.
Porque NO se trata de cambiar tu vida y renunciar a todo, se trata de cambiar la perspectiva desde donde miras tu vida pasar
Liderarte para poder liderar
Una de las enseñanzas más profundas de este proceso fue comprender que no puedes liderar a otros si no sabes liderarte a ti misma.
Liderarte implica sostenerte cuando todo tiembla, reconocerte cuando te pierdes, y permitirte descansar sin sentir culpa.
El liderazgo auténtico no nace del hacer sin parar, sino del equilibrio: entre estructura y disfrute, entre acción y contemplación.
Es esa danza en la que aprendes cuándo avanzar y cuándo soltar, cuándo sostener a otros y cuándo dejarte sostener.
Tres herramientas que transformaron el camino
- La autoobservación. Aprender a mirar mis pensamientos sin identificarme con ellos, sin juzgar, solo observando lo que aparece.
- La escritura consciente. Poner palabras a lo que siento me ayudó a ordenar el caos mental y a escuchar lo que realmente necesitaba.
- La sanación emocional. Pedir ayuda, hacer terapia, mirar mis heridas sin miedo. Entender que sanar no es debilidad, sino un acto de valentía profunda.
Estas tres prácticas se convirtieron en anclas: me ayudaron a regresar a mí cada vez que el ruido externo intentaba alejarme de mi centro.

Encontrar luz en medio del camino
Ese proceso me llevó a reconectar con mi propósito: inspirar a otros a observarse, a sanar y a reconocerse como los creadores de su propia vida.
Ya no se trataba de alcanzar metas externas, sino de acompañar a otros en el viaje más importante: volver a sí mismos y ser libres.
Cada historia que escucho, me recuerda que no hay oscuridad definitiva, solo partes de nosotros que aún no hemos abrazado con amor.
Aprendí que sanar no es borrar lo vivido, sino integrarlo; que liderar no es tener todas las respuestas, sino hacer las preguntas correctas.
Hoy, a través de Sculptor Clinic, Sculptor Academy, conversaciones de Libertad y el retiro i am light, acompañó a cientos de personas a mirar con honestidad su historia, comprender su cuerpo, y liberar lo que ya no les pertenece.
Porque cuando un ser humano se reconecta con su luz, ilumina todo lo que toca.
Y ese es el verdadero propósito que da sentido a mi camino.
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